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Los nombre de Fray Junípero Serra, del que se conmemora el 300 aniversario de su nacimiento, y Pedro Cieza de León, conquistador y cronista de las Indias, forman esta emisión dedicada a Personajes.
Fray Junípero Serra, bautizado como Miquel Joseph, nació en Petra (Mallorca), en 1713, y murió en Monterrey, California, en 1784. Estudió con los franciscanos, orden en la que ingresó como religioso y cambió el nombre al emitir los votos. En 1749 fue destinado con otros franciscanos a Nueva España, actual México, donde ejerció de misionero en Sierra Gorda (Queretano) y se dedicó al apostolado por distintas zonas del país. Tras la expulsión de los jesuitas de Nueva España (1767), fray Junípero y otros religiosos fueron enviados a la Baja y Alta California para fundar una serie de misiones que llegaron hasta la bahía de San Francisco (EEUU). Con el paso del tiempo, estas misiones se convirtieron en ciudades tan importantes como San Diego, Los Angeles, San Francisco o Sacramento. Las misiones se establecieron de forma pacífica y, a la par que la conversión de los pobladores al catolicismo, los religiosos les proporcionaron semillas y animales, y les instruyeron en las labores de la labranza, la ganadería, la albañilería y la confección de tejidos. Fue beatificado en 1988 por el papa Juan Pablo II.
En el sello figura una imagen de Fray Junípero y un mapa de la Baja California.
Pedro Cieza de León (Llerena, Badajoz, 1520 – Sevilla, 1554), de familia acomodada, partió con apenas 15 años hacia América como soldado. Con el conquistador Alonso de Cáceres participó en la expedición de San Sebastián de Buenavista y Urate; y con Jorge Robledo fundó las ciudades de Anserma, Cartago y Antioquia, en Colombia. En 1548 se encaminó hacia Lima (Perú), donde fue nombrado cronista oficial de las Indias. Durante dos años recorrió Perú y Bolivia recogiendo relatos e información directa de los indígenas para escribir su obra. A su regreso a España, en 1551, se estableció en Sevilla, donde dos años más tarde (1553) publicó la Primera Parte de la Crónica del Perú. Murió al año siguiente dejando la obra inédita. La segunda y tercer parte de la Crónica de Perú fueron publicadas en los siglos XIX y XX, respectivamente. La obra se caracteriza por su ecuanimidad y, además de histórica, trata en profundidad temas de geografía, etnografía, flora y fauna de la región andina.
El sello se ilustra con una escultura del cronista, a la cual se añade la simbología de la pluma, teniendo como fondo la Plaza del Ayuntamiento de Llerena (Badajoz).