Madrileño nacido en 1929, formó parte de esa generación de artistas de los años cincuenta.
Inicia su carrera centrándose en paisajes y derivando después en un verdadero compromiso con el Expresionismo Abstracto, que deja claro en su estancia en París.
Ya en España, a finales de la década de los años cincuenta, dos exposiciones, una en la Galería Fernando Fe y otra en el Ateneo, lo consolidan dentro de la vanguardia española.
La obra de Lucio Muñoz fascina, entre otras cosas, por la fusión de materiales tradicionales en sus obras con otros más sorprendentes en este tipo de obras como son las tierras, el papel o el cartón.
En 1983 obtiene el Premio Nacional de Artes Plásticas, momento en el que surge una obra mucho más paisajística, naturalista, romántica y efusiva, donde la madera se integra de manera espontánea como un elemento más.
La madera, uno de los materiales más revolucionarios con los que trabaja, le lleva a crear obras a partir de contrachapados que modifica arañando o quemando.
Un ejemplo de estas técnicas, es la obra que protagoniza el sello dedicado al autor. Se trata de la obra El cono del bosque Kobernaus, inspirada en la novela Corrección, de Thomas Bernhad, quien ejerció una gran influencia en su trayectoria artística.
Obra especialmente hipnótica y poderosa, presenta como elemento principal una especia de tipi nativo americano aunque el autor, basándose en la novela anteriormente citada, podría pretender sugerir un monumento funerario, antiguo, en ruinas, que está siendo devorado por el bosque, por el tiempo.
De nuevo un sello representa una gran obra de arte que quedará plasmada en otra, más pequeña en tamaño que permanece y posee, al igual que el arte, una gran capacidad de difusión.