“Isla Plana” ha sido el nombre más utilizado a lo largo de la historia, hasta que “Nueva Tabarca” se convirtió en el último tercio del siglo XVIII en su nombre oficial. En aquellas fechas arribaron a la isla para su colonización definitiva un contingente humano de origen genovés, antiguos cautivos en Argel, que fueron rescatados por la corona española de Carlos III, y que habitaron años atrás la pequeña isla tunecina de Tabarka, y de ahí el nombre otorgado a la ínsula alicantina en recuerdo de aquella.
Se llevó a cabo un ambicioso proyecto de construcción de una ciudadela amurallada de espíritu ilustrado reformista, aunque una serie de condicionantes marcaron inexorablemente el devenir inmediato de su población, principalmente la falta de agua dulce y sus especiales características físicas y geográficas.
A pesar de todas estas dificultades, en la actualidad, Nueva Tabarca es un paradigma patrimonial, y de ahí su declaración de Bien de Interés Cultural como Conjunto Histórico en 1964, así como Reserva Marina de interés pesquero desde 1986, siendo la primera en declararse en España.