Numerosas evidencias arqueológicas confirman la relevancia de Baza en la etapa íbera, pero tal vez ninguna lo hace de un modo tan claro y simbólico como su Dama, escultura de la primera mitad del siglo IV a.C., hallada el 20 de julio de 1971 por el equipo del arqueólogo Francisco José Presedo Velo.
Coincidiendo con el 50 aniversario del hallazgo arqueológico, el Ayuntamiento de Baza ha preparado una extensa y variada programación (que abarca de julio de 2021 a julio de 2022) para hacer de esta conmemoración un hecho memorable, con la escultura de la Dama como eje principal.
El hallazgo de la Dama de Baza supuso un hito en el conocimiento de la antigua cultura íbera. Se trata de una gran urna cineraria antropomorfa, tallada magistralmente en piedra caliza, que representa a una importante mujer de la sociedad ibérica. Los rasgos de su rostro remiten a una persona concreta lujosamente ataviada con túnica y manto y adornada con joyas de influencia oriental. Entre ellas destacan los grandes pendientes cúbicos y los collares con colgantes en forma de lengüetas y de anforillas. Se sienta sobre un trono alado con dos patas delanteras en forma de garra. Bajo el asiento de este trono, puede verse una oquedad en la que se hallaron los restos cremados de la difunta.
En la tumba se encontró también un ajuar compuesto por lujosas cerámicas y cuatro panoplias de guerrero, depositadas a sus pies como ofrenda. La utilización de ciertos símbolos divinos, como el respaldo del sillón alado, refuerzan la vinculación con la esfera divina de esta poderosa mujer, probablemente reconocida por su grupo familiar como la antepasada fundadora de su linaje aristocrático. Inciden en la antigüedad de este linaje la tipología y la decoración de las piezas cerámicas del ajuar, que recuerdan al mundo orientalizante.