Su imponente mole caliza alcanza en la cumbre, el pico de La Torrecilla, los 1.919 metros, aunque gran parte del mismo siempre supera la cota de los 1.500. Esto da lugar a que varios meses al año todo el conjunto quede cubierto por un grueso manto de nieve. Una dura y antigua ocupación de algunos habitantes de la zona, los llamados neveros, consistía en recoger esa nieve durante el frío invierno y almacenarla y conservarla en los pozos de nieve para poder llevarla como preciado botín a pueblos y ciudades. Fue por ello por lo que la nieve no sólo dio nombre a estas sierras sino que también le otorgó fama en gran parte de Andalucía por lo preciado del recurso durante los calurosos veranos.
El agua es el otro elemento característico de la Sierra, y lo es por su abundancia, por su calidad y por su pureza. Las precipitaciones son copiosas y frecuentes, provocadas por la entrada de aire húmedo procedente del cercano Océano Atlántico y que se convierte en lluvia y nieve al “chocar” con el macizo montañoso.